Toda comunicación tiene, además del lenguaje verbal, un segundo componente: los sentimientos que el emisor experimenta en el curso del proceso de la comunicación y que manifiesta a través de su lenguaje no verbal.

Hace unas semanas asistí a una reunión de equipo en una empresa en la que el director del equipo estaba sentado pasivamente en un sillón, como escondido, mientras que había un “segundo de a bordo” que, con su postura y sus gestos, llenaba la mesa.  Sin empezar a oírles hablar, se podía ver claramente, a través de su comunicación no verbal, quién era el que verdaderamente ejercía influencia en aquel equipo.  Y es que la postura física que adopta una persona en una reunión es un indicio sólido de su postura psíquica.

Metafóricamente, podemos considerar que la comunicación es como una “canción”, cuya “letra” está constituida por el contenido del mensaje transmitido a través del lenguaje verbal (el mensaje explícito) y cuya “música” está formada por el contenido del mensaje transmitido a través del lenguaje no verbal (el mensaje implícito). La particularidad reside en que el receptor puede comprender la “letra” mejor o peor, según la claridad con que se exprese el emisor, pero lo que casi seguro oirá con toda precisión es la “música”: los sentimientos que expresa el emisor.

El lenguaje no verbal es en parte innato, en parte imitativo y en parte aprendido. Generalmente, distintas áreas del cuerpo tienden a trabajar unidas para enviar el mismo mensaje, aunque a veces es posible enviar mensajes contradictorios, como cuando alguien está contando una anécdota divertida; pero la expresión de su cara es triste. Esto puede ser debido, por ejemplo, a que, mientras habla, está pensando en otra cosa (tal vez en lo siguiente que va a decir), y la expresión de su cara se corresponde con lo que está pensando y no con lo que está diciendo, de manera que deja perplejo a su interlocutor.

En otras ocasiones, los mensajes son confusos debido que se pueden estar transmitiendo varias emociones a la vez, como rabia, miedo y ansiedad, que a veces aparecen unidas.

[blockquote]La postura física que adopta una persona en una reunión es un indicio sólido de su postura psíquica.[/blockquote]

El componente afectivo lo transmitimos a través de los siguientes medios:

El tono de voz. Es uno de nuestros medios principales de expresión.  Sin embargo, sin la suficiente práctica, tenemos sobre él menos control de lo que pensamos y nos hace “sonar a falsos” cuando, por ejemplo, queremos mostrar amabilidad a una persona con la que tenemos alguna dificultad de relación.  El tono de voz es especialmente relevante cuando nos comunicamos por teléfono, porque la voz es nuestro único medio de expresión

La mirada.  Es otro importante medio de expresión de nuestros sentimientos. Los ojos están conectados directamente al cerebro y, aun siendo conscientes, no podemos mentir a través de ellosSe dice que las personas francas miran directamente a los ojos y que las malintencionadas evitan la mirada.

Nuestros gestos faciales y corporales.  Una sonrisa abierta dice mucho; una cara crispada, también. El movimiento nervioso de las manos o el modo de sentarnos son otros tantos mensajes que estamos transmitiendo continuamente.

Los problemas en la comunicación no nacen de que comuniquemos inadecuadamente, sino de que comunicamos demasiado adecuadamente.  Lo que se transmite con más precisión no es lo que se dice, sino lo que se siente.  Esto no originaría dificultades si siempre fuéramos conscientes de nuestros sentimientos. El problema surge porque a menudo no los conocemos.

La comunicación es algo más –mucho más– que un proceso de información.  Es, además, un proceso interpersonal. En cierto modo, podemos decir que comunicamos realmente cuando nos encontramos con otra persona. Y dos personas se encuentran cuando, no sólo están físicamente presentes la una para la otra, sino también lo están emocional y espiritualmente. Esto es, cuando ambos se aceptan mutuamente. Sin aceptación mutua, difícilmente podemos hablar de comunicación en un sentido más profundo.

 

Angel Martinez Marcos
Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Socio Director