Todos hemos llegado a una empresa o trabajo nuevos y nos hemos sentido inquietos, intentando hacer lo posible por encajar y reduciendo al máximo el periodo de adaptación. Y es que, cada lugar de trabajo tiene reglas; algunas de ellas están escritas y son vinculantes mediante una firma, otras son culturales, emocionales o incluso son las que se conocen casi a modo de confesión en un primer café con los compañeros. En cualquier caso, esas normas dictan lo que es acceptable para el equipo de trabajo o para toda la empresa pero, ¿son todas las personas conscientes de ellas?
Por poner algunos ejemplos, ¿sueles mirar el móvil en una reunión sin que nadie se sienta ofendido? ¿Sueles mantener reunions por Zoom, Teams o Webex y no encender tu cámara? ¿Aparecen personas de tu familia en una videoconferencia y lo tomas como anécdota? ¿Está bien visto mirar tu WhatsApp personal en la jornada laboral? ¿Y trabajar con los cascos puestos en una oficina con un equipo grande?
Lo que parece evidente para unos, puede no serlo para otros. En estas cuestiones es complicado encontrar una respuesta que se adapte a cada situación, y no siempre el sentido común va a ser nuestro aliado, puesto que hay algunas de esas normas que el resto del equipo tiene muy interiorizadas mientras que, para otros, son reglas totalmente desconocidas. Podría ser también muy útil aplicar un “depende”, limitándonos a observar cómo se desenvuelve el resto del equipo para encontrar después la solución, sin embargo, nos encontraremos con ocasiones en las que necesitaremos responder ágil y personalmente. Por ejemplo, puedes considerar justificable llegar tarde a una reunión, pero si es online no. ¿Por qué ese cambio cuando el meeting es virtual?
Lo que parece evidente para unos, puede no serlo para otros.
En general, en un estado de relajación, las personas somos más permisivas con los demás y con nosotros mismos. Cuando aparece el estrés, todo cambia. Por ello, es recomendable que los equipos de alto rendimiento escriban sus reglas y debatan las normas que hagan de ese equipo uno en el que todos los integrantes se puedan sentir cómodos y parte de él. Algunos de los aspectos que pueden contribuir a mejorar la transparencia y cooperación podrían ser:
- Normas de puntualidad
- Uso de móviles y ordenadores durante las reuniones
- Respeto en el turno de palabra
- Premios o bonus por alcanzar objetivos en el caso de que no existan
- Participación en las reuniones (orden, jerarquía, temáticas…)
- Proactividad
- Gestión de los cambios
- Respeto por opiniones diferentes
- Forma de tomar las decisiones
Estas reglas son lo que denominamos en coaching La Alianza del Equipo y, para que pueda ser efectiva, es necesario poder diseñarla con un facilitador que podría ser un integrante del equipo con grandes habilidades de moderación o incluso un coach externo que ayude a realizarla y ejecutarla de la forma más imparcial posible.
Definir esas reglas del juego es una de las tareas que sí o sí deben estar en tu agenda
En este caso, poder mantenerse en un espacio neutro es necesario para que la Alianza del Equipo pueda implementarse correctamente y con la aprobación de todos los miembros, por lo que no suele ser recomendable que el líder del equipo sea quien facilite la definición de la misma, aunque el manager debe participar.
Es fundamental que los miembros de un equipo se sientan parte de él y resuelvan todas las dudas que tengan sobre la manera en la que se gestionan los asuntos cotidianos en una empresa. Por lo que, definir esas reglas del juego es una de las tareas que sí o sí deben estar en tu agenda. Puedes solicitar, como manager, que un compañero se encargue de actualizar el documento en el que se desarrolle esta Alianza, de forma que no se subestime la importancia de esta norma -ahora escrita-, que todos los integrantes puedan consultar y mantener con vida. ¿No consideras ahora que la Alianza es imprescindible en tu día a día?
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Ángel Martínez Marcos
Coach Ejecutivo & Consultor de Transformación Cultural
Twitter @AngelmCoach
Instagram @angelmartinezcoach