¿Te has parado a pensar alguna vez cuánta energía necesita tu cerebro para funcionar cada día? Rara vez prestamos atención a nuestros niveles de energía mientras no haya una alerta corporal. Avanzamos sumergidos en las actividades cotidianas sean de mayor o menor intensidad intelectual, sin reparar en la posición de la aguja roja de nuestro depósito de combustible, llegando a veces a consumir hasta la última gota de la reserva. Alcanzado este punto, el cuerpo comienza a manifestar su déficit energético a través de síntomas tales como cansancio, debilidad, somnolencia, dolor de cabeza, irritabilidad, apatía, disminución de la libido, baja concentración…

El cerebro equivale aproximadamente a un 2% del peso del cuerpo, sin embargo, consume alrededor de un 20% de la energía del organismo. La corteza cerebral, por ejemplo, devora cerca de un 40% de la glucosa total. Parte de ese nutriente se lo reserva el cortex prefrontal para una de sus principales funciones “tomar decisiones complejas”.

Hay que destacar que el cerebro es un optimizador de energía por naturaleza, por eso prefiere rutina y simplicidad en su importante misión de procurar la supervivencia. Además, está dotado de herramientas a nivel celular para olvidar la información innecesaria y conseguir así mayor ahorro de energía.

Siendo consciente del chute energético que necesita tu cerebro y teniendo en cuenta el nivel de exigencia mental que día tras día demanda el mundo empresarial, merece la pena que hagas una parada en boxes para revisar niveles y elegir alternativas de combustible calidad extra.

Te invito a cultivar, si no todos, algunos de los siguientes hábitos, generadores de energía vital:

  1. Come inteligenteMente. Tu cerebro no descansa, no tiene días libres, es un consumidor nato de nutrientes y energía, por eso es fundamental que introduzcas en tu dieta alimentos que ayuden al desarrollo cognitivo, refuercen tu memoria, aumenten tu concentración, fomenten tu optimismo y mejoren en general tu estado mental para mantenerte alejado del deterioro neuronal.   
  2. Disfruta del sol unos minutos al día. Según un estudio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, una exposición moderada a los rayos solares mejora los comportamientos neurológicos diarios, influyendo en el estado de ánimo, el aprendizaje y la memoria.
  3. Además de tu cuerpo, entrena tu mente. Las recomendaciones actuales, apoyadas tanto por EEUU como por la UE, sugieren invertir semanalmente al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada, sin olvidar dedicar espacios a la práctica de gimnasia cerebral o ejercicios neuróbicos.
  4. Respira conscienteMente. Ya sabes que respirar es el acto vital fundamental, sin embargo, al ser un proceso inconsciente no notas lo bien o mal que lo haces. Dispones de muchos ejercicios de respiración, la mayoría, potenciadores de energía, si necesitas una carga instantánea elige una pauta específica que te ayude a conseguir tu objetivo en poco más de un minuto.
  5. Descubre las maravillas de la meditación. Los efectos de la meditación es un subcampo cada vez más investigado por los neurólogos. Si meditas con regularidad conseguirás cambios físicos, mentales y energéticos. El Mindfulness, por ejemplo, basado en la atención plena, te ayuda a reducir estrés y desarrollar una mente consciente entre muchos de sus beneficios. Un entrenamiento diario de unos 30-45 minutos durante 8 semanas, influirá positivamente en tu productividad, motivación y toma de decisiones.
  6. Cultiva las relaciones sociales. Es un hábito muy saludable para tu cerebro. La ciencia ha relacionado el hecho de mantener una vida social activa con la disminución de las tasas de discapacidad y mortalidad. Favorece el aumento de endorfinas y, por ende, tu energía positiva.
  7. Imprime tu huella a través de tu actitud. La actitud que proyectas está sintonizada con tus pensamientos y emociones, la naturaleza de ambos interviene en la forma en la que abordas las situaciones y construyes tus creencias. Una actitud positiva y proactiva te inyectará altas dosis de energía y reforzará los pilares de tu resiliencia. Toma como referencia la fórmula de Víctor Küppers, V=(c+h)*A (valor de una persona = conocimiento + habilidad x actitud). Si la actitud multiplica, significa que añades un plus diferencial que sobresale en tus acciones.
  8. Trabaja en tu propósito con pasión. Poderosa combinación proveedora de energía premium. Si eres una persona con foco en tu propósito o sentido de vida, estás utilizando tus recursos sociales, culturales y cognitivos de manera efectiva. Notarás mejora en tu capacidad de autogestión y estado de salud. Si aún no has encontrado tu propósito de vida, puedes trabajarlo a través del Ikigai, este método conecta elementos personales que te ayudarán a descubrir tu razón de ser. Y… ¡cómo me gusta esta afirmación de Oprah Winfrey! “La pasión es energía. Siente el poder que proviene de centrarse en lo que te emociona”.

¿Por qué es tan importante tener mucha y buena energía? Porque está demostrado científicamente que las personas que tienen más energía aprenden más rápido, cosechan más éxitos y consiguen prosperidad antes que las que transitan recurrentemente con baja energía.

Justo este instante es el mejor momento para aumentar tu energía ¿por dónde quieres empezar?

 

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Carmen Celemín
Coach Ejecutiva & Coordinadora de Proyectos
Instagram@carmencelemincoach