Qué ilusionante y práctico habría sido que en mi época académica me hubieran enseñado a esquematizar mis inteligencias para vislumbrar mi talento. Habría ahorrado tiempo y sobre todo mucha inseguridad e incertidumbre acerca de mis capacidades. Sin embargo, sentaron sentencia sobre mi grado de inteligencia a través de la memorable prueba del CI (cociente/coeficiente intelectual). Entiendo que este test aporta datos objetivos interesantes para medir la capacidad o discapacidad cognitiva, pero una valoración meritocrática basada en la inteligencia lingüístico-verbal o lógico-matemática se queda corta para calcular la proyección de éxito en la vida de las personas.

 “Ana es muy distraída y un desastre en matemáticas, se pasa el día dibujando super-heroes. Reconoceréis este tipo de etiquetas, perfectamente extrapolable al entorno empresarial: Juan lleva retraso este mes con las nóminas, seguro que está pensando en lo que subirá hoy a su Instagram”  

Gracias a la teoría de Howard Gardner sobre las inteligencias múltiples, hemos dejado atrás la concepción de la inteligencia como una sola variable que agrupa todas y cada una de las características sobresalientes en una persona. La aceptación cada vez más universal del concepto de cognición distribuida, hace que, al hablar de talentos, se deba especificar en qué inteligencia.

Gardner, a la par de compartir las ocho inteligencias múltiples, definió la inteligencia como una capacidad susceptible de desarrollo. Esta afirmación nos invitó a observar de cerca la riqueza de los diferentes perfiles que configuran el capital humano de una empresa y nos brindó la oportunidad de, además de incorporar perfiles multi-inteligentes, potenciar estas inteligencias múltiples en los trabajadores ya en plantilla, con el fin de ampliar su talento, mejorar su autoestima y motivación y aumentar la productividad de la compañía.

Por esta razón, es interesante seguir la pista de los tipos de inteligencias que sobresalen en los equipos de trabajo. Puede que encontremos el talento repartido homogéneamente y destaque claramente una inteligencia concreta o puede que contemos con inteligencias variadas que, en su conjunto, configuren un talento especial que defina al equipo.

Estos ocho arquetipos de potenciales talentos, muy aprovechables en el hábitat corporativo, están orientados cada uno de ellos a satisfacer un contexto laboral diferente:

  1. Inteligencia lingüístico-verbal.Personas muy hábiles en la lectura y escritura. Perfiles muy capacitados en el ámbito de la comunicación. Competentes en puestos de cara al público: políticos, guías turísticos, periodistas, oradores, poetas, escritores, locutores de radio, influencers, etc.
  1. Inteligencia lógico-matemática.Personas con gran facilidad para trabajar con hipótesis lógico-abstractas. El desempeño apropiado es aquel que requiere una gran habilidad numérica. Sobresalen en esta capacidad: contables, matemáticos, científicos, economistas, ingenieros, auditores, estadísticos, etc.
  1. Inteligencia visual-espacial.Estos perfiles suelen tener el hemisferio derecho más desarrollado. Por lo que despliegan su talento a través de representaciones visuales. Dentro de esta tipología podemos encontrar grandes diseñadores, arquitectos, publicistas, pintores, fotógrafos, creadores de videojuegos y entornos 3D, topógrafos, mecánicos, influencers…
  1. Inteligencia musical.Notables músicos y compositores gozan de este tipo de inteligencia. También la encontramos en personas cuya capacidad de concentración aumenta con el estímulo musical. La ocupación más acorde con esta facultad es: crítico o analista musical, técnico de sonido, coreógrafo, DJ, fabricante de instrumentos, ingeniero de sonido, director de orquesta, etc.
  1. Inteligencia kinestésica.Está vinculada al conocimiento del cuerpo y a la virtud intrínseca de la coordinación motora. Esta destreza se observa en profesiones que requieren precisión y control de los movimientos corporales. La encontramos en la actividad agrícola, actores, deportistas, bailarines, cirujanos, escultores y artesanos, entre otros.
  1. Inteligencia intrapersonal.Reside en perfiles con alto nivel de autoconocimiento, autodisciplina y gestión emocional. Estas personas son muy hábiles diseñando grandes objetivos. Los emprendedores son un ejemplo de este tipo de inteligencia. También abundan las características de esta capacidad en profesionales como: psicólogos, coaches, terapeutas, filósofos, teólogos, etc.
  1. Inteligencia interpersonal.Orientada a las relaciones sociales. Los perfiles con esta inteligencia concentran alto grado de empatía, perciben lo que otras personas no ven, se adaptan muy bien al entorno y se relacionan con mucha facilidad. Es una habilidad propia de coaches, psicólogos, abogados, educadores, policías, antropólogos, directivos, empresarios, médicos, vendedores…
  1. Inteligencia naturalista.Es característica de personas capaces de distinguir, clasificar y manipular elementos del medio ambiente. Objetos, animales o plantas.  Disfrutan observando los comportamientos de la naturaleza. Está asociada a jardineros, biólogos, agricultores, coleccionistas de minerales, agrónomos, ecologistas, veterinarios, apicultores, zoólogos, meteorólogos, entomólogos y ornitólogos, entre otros.

Siempre es buen momento para descubrir tu verdadero talento. Observa en qué eres bueno, te cuesta esfuerzo cero y además lo disfrutas. Si ya lo conoces, ayuda a tus colaboradores a florecer en alguna de sus inteligencias. Consciente o inconscientemente ellos te mostrarán su capacidad sobresaliente, pues todos traemos un patrimonio genético inicial que se manifestará en tendencias hacia la práctica de habilidades de alguna inteligencia específica.

Si prefieres la intervención de expertos que te ayuden a potenciar, gestionar y retener el talento de los integrantes de tu empresa, ya sabes que cuentas con programas de coaching y planes de formación personalizados, en los que la capacitación se adapta al potencial del profesional y a las necesidades de la compañía.

Los talentos no nacen, se hacen. Y es mucho lo que podemos hacer en pro de su desarrollo. Libertad para la creatividad, aceptación para el error, reconocimiento permanente y lo que nunca debe faltar es un buen feedback inmediato, positivo y alentador.

 

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Carmen Celemín
Coach Ejecutiva & Coordinadora de Proyectos
Instagram@carmencelemincoach