La procrastinación es posponer las acciones o decisiones importantes en nuestra vida o trabajo. O lo que es lo mismo, no afrontar lo que sabemos que debemos afrontar, ya sea una conversación difícil con nuestro jefe, dedicar tiempo a una presentación importante o tomar una decisión que tenga un nivel alto de riesgo. Es el típico «Mañana lo hago». Pero llega mañana, y de nuevo nos metemos en un tsunami de urgencias y pequeñas tareas que nos mantienen ocupados. Y de nuevo nos decimos «Es que hoy ha sido imposible, con todos los imprevistos que he tenido. Mañana de verdad lo hago». ¿Y qué sucede al día siguiente? Que tampoco lo abordamos. Como dice el gurú de la productividad Timothy Ferris “Estar ocupado suele ser una excusa para evitar hacer unas pocas acciones incómodas que son las realmente importantes”.

La procrastinación nos mantiene en la zona de confort, en lo conocido, evitando el miedo o la pereza que nos produce afrontar la decisión difícil. Pero la zona de confort, como sabemos, no es nada cómoda a largo plazo, porque nos impide evolucionar y mejorar, y es una garantía de baja motivación y de fracaso profesional.

Es evidente que la procrastinación es un hábito perjudicial, se mire por donde se mire, ya que no estamos tomando decisiones vitales e importantes. Pero ¿Cómo se combate? ¿Qué hacer para no caer en la trampa de la procrastinación? Veamos 3 estrategias que nos ayudarán:

  1. Tragarse el sapo lo primero. Brian Tracey en su famoso libro «Tráguese ese sapo» aborda esta estrategia que se basa en afrontar esa decisión o tarea complicada o incómoda lo primero de la jornada laboral. Se trata de que nada más llegar a nuestro puesto de trabajo a primera hora, antes de meternos con las pequeñas tareas y urgencias del día, nos traguemos el sapo. Yo mismo aplico esta estrategia desde hace años. La pasada semana hubo varios días que tenía que dedicar una hora a ensayar un webinar que iba a impartir en inglés. No me apetecía nada en absoluto pero recordé lo de tragarse el sapo lo primero y lo apliqué. Antes de mirar las RRSS y consultar el correo electrónico, tareas que suelo hacer lo primero habitualmente, dediqué una hora a ensayar la presentación. Esto tiene muchos beneficios. El primero es que te aseguras que las tareas o decisiones difíciles se van a afrontar. Otra ventaja es que si te tragas el sapo lo primero, el resto del día va a ir rodado, porque vas a tener la sensación de que ya has cumplido. Por supuesto, el tercer beneficio es que vas a reducir drásticamente tu estrés, porque la procrastinación es un hábito tremendamente estresante. Tu mente te recuerda permanentemente que debes afrontar la tarea o decisión incómoda, y esto te genera una enorme ineficiencia y estrés.
  2. El Kaizen. Si me conoces, ya sabrás que soy un apasionado de la cultura japonesa y un fan absoluto de la estrategia Kaizen, que significa literalmente cambio bueno. El Kaizen es una estrategia de hace más de 500 años y que se basa en avanzar hacia nuestros objetivos a través de cambios pequeños. La tendencia de la mayoría de las personas, curiosamente, es realizar grandes cambios o tomar decisiones muy ambiciosas, y eso no funciona. Está demostrado neurológicamente que nuestro cerebro no es efectivo con la estrategia de los grandes cambios, porque su zona emocional levanta la alerta porque percibe los cambios grandes como amenazas, bloqueando la corteza cerebral, que es la parte más evolucionada de nuestro cerebro y responsable de la toma de decisiones. Sin embargo, si adoptamos el kaizen y decidimos dar un pequeñísimo paso, incluso ridículo, nuestro cerebro límbico (responsable de las emociones de alerta y miedo) no va a reaccionar con alerta, cediendo el control a la corteza cerebral. En otras palabras, que vamos a abordar esa tarea difícil y compleja que estábamos procrastinando mediante pequeños pasos o acciones. El Kaizen es similar a la filosofía de la hormiguita, poco a poco, pasito a pasito, con el fin de que no aparezca el miedo paralizante ante esas acciones que procrastinamos. Obviamente, una vez consolidado el pequeño cambio o acción, tenemos que seguir dando pequeños pasitos hacia el gran y ambicioso objetivo final.
  3. La técnica Pomodoro. Es una estrategia de Francesc Cirillo para optimizar nuestro tiempo y concentración, y puede ser muy útil para no procrastinar. Se trata de dedicar 20 minutos exactos con total concentración al desarrollo de una tarea importante y desafiante, evitando cualquier interrupción. Una vez cumplidos los 20 minutos (recomiendo ponernos el cronómetro del móvil) descansamos 5 minutos, relajándonos, levantándonos y dando un minipaseo o lo que queramos. Se trata de dar descanso a nuestro cerebro después de haber realizado un esfuerzo cognitivo importante. De nuevo, volvemos a hacer un Pomodoro de 20 minutos con esa tarea o acción o decisión que estábamos procrastinando. Y así sucesivamente hasta que hemos completado 4 Pomodoros, realizando entonces un descanso más prolongado de 15 minutos. Si sólo queremos hacer un sólo Pomodoro está bien, al menos hemos dedicado 20 minutos exclusivos a la acción o decisión importante y difícil, y hemos empezado a combatir la procrastinación. Seguro que nos vamos a sentir mucho más motivados porque afrontar nuestras decisiones incómodas nos da un subidón de motivación y autoconfianza, que es lo que también sucede con las otras dos estrategias comentadas, la metodología kaizen y tragarnos el sapo lo primero.

Si quieres alcanzar tus máximos niveles de productividad, si quieres dedicar tu energía y tiempo a lo realmente importante de tu trabajo, necesitas combatir el hábito tóxico de procrastinar. Es fundamental que dejemos de distraernos con esas acciones poco importantes de las que hablaba Timothy Ferris, porque esto es engañarnos a nosotros mismos. Si queremos tener éxito en cualquier meta o propósito en nuestra vida o carrera profesional, es imprescindible generar el hábito de afrontar las acciones o decisiones críticas, y para eso cualquiera de las 3 estrategias nos ayudará.

Así que ¿Qué decisión o acción importante y difícil estás actualmente posponiendo? ¿Qué estrategia quieres utilizar para salir de la procrastinación? ¿Cómo te sentirás cuando hayas dado el primer paso, y el segundo, etc.?

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Javier Carril
Socio de Execoach
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