Tener un liderazgo efectivo es fundamental para el éxito de cualquier equipo u organización, y desde mi punto de vista, esto se consigue con una combinación entre el liderazgo ejercido desde la energía masculina y el ejercido desde la femenina. Estas dos perspectivas ofrecen enfoques distintos y complementarios que pueden tener un impacto profundo en la forma en que se abordan los desafíos organizativos y se guía a los equipos hacia el éxito.

Por eso me parece muy  interesante conocer la distinción entre liderar desde la energía masculina y la femenina, conocer las diferencias que son clave en la forma en la que se lideran los equipos desde ambas energías, y cómo ambas pueden complementarse para lograr resultados sobresalientes. Por ejemplo, un líder puede establecer objetivos claros (energía masculina) mientras demuestra empatía hacia los miembros del equipo (energía femenina) para mantener una cultura de trabajo saludable.

En entornos más tradicionales, el liderazgo más valorado hasta ahora, es el ejercido desde la energía masculina, que se pone de manifiesto a través de estructuras jerárquicas claras, donde el líder tiene un papel central. En entornos más actuales y agiles, el liderazgo más valorado es el que se ejerce desde energía femenina, más asociada con la flexibilidad y la capacidad de adaptarse a cambios inesperados.

Es importante aclarar que no se trata de género, sino de energía. Ambos géneros pueden ejercer tanto la energía masculina como la femenina en su liderazgo. Sólo es cuestión de cambiar modelos y referentes del pasado por otros nuevos más adaptados a la sociedad actual.

Algunas diferencias clave entre cómo se ejercen las distintas competencias del líder, desde ambas energías son las siguientes:

  1. Comunicación y Empatía:

Liderar desde la Energía Masculina: Tradicionalmente, el liderazgo desde la energía masculina ha estado asociado con la toma de decisiones objetivas y directivas. En este enfoque, la comunicación tiende a ser más asertiva y orientada a metas.

Liderar desde la Energía Femenina: El liderazgo desde la energía femenina se caracteriza por una comunicación más empática y colaborativa. Los líderes que emplean esta energía tienden a enfocarse en escuchar y comprender las perspectivas de los demás antes de tomar decisiones.

  1. Toma de Decisiones:

Liderar desde la Energía Masculina: La toma de decisiones en el liderazgo masculino tiende a ser más rápida y orientada a la acción. Se valora la resolución de problemas eficiente y la búsqueda de soluciones pragmáticas.

Liderar desde la Energía Femenina: Los líderes que trabajan desde la energía femenina tienden a considerar una gama más amplia de perspectivas antes de tomar decisiones importantes. La toma de decisiones puede ser un proceso más inclusivo y deliberado.

  1. Gestión de Conflictos:

Liderar desde la Energía Masculina: En este enfoque, se tiende a abordar los conflictos de manera directa y competitiva. Se espera que los líderes resuelvan problemas con rapidez y eficacia.

Liderar desde la Energía Femenina: El liderazgo femenino suele enfocarse en gestionar los conflictos de manera más colaborativa. Se valora la búsqueda de soluciones que satisfagan las necesidades de todas las partes involucradas.

  1. Desarrollo de Relaciones:

Liderar desde la Energía Masculina: En el liderazgo masculino, se tiende a enfocarse en el establecimiento de redes y relaciones más orientadas a los negocios. Se valora la construcción de relaciones basadas en la reciprocidad.

Liderar desde la Energía Femenina: Los líderes que emplean la energía femenina a menudo priorizan la construcción de relaciones más personales y emocionales. Valoran mucho la conexión y el apoyo interpersonal.

  1. Enfoque en Resultados:

Liderar desde la Energía Masculina: En esta competencia el enfoque principal es alcanzar resultados medibles y tangibles. La eficiencia y la productividad son aspectos fundamentales.

Liderar desde la Energía Femenina: El liderazgo femenino a menudo se centra en el logro de resultados a largo plazo y en la sostenibilidad. Se valora la inversión en el desarrollo a largo plazo y la creación de un entorno de trabajo armonioso.

Algunos ejemplos de líderes que aúnan estas dos energías a la hora de lideran son los siguientes:

Steve Jobs: Conocido por su enfoque decidido y su pasión por la innovación (energía masculina), Jobs también entendía la importancia de la colaboración y de aprovechar la inteligencia colectiva (energía femenina).

Oprah Winfrey: Oprah es un ejemplo de liderazgo basado en la empatía y la comunicación (energía femenina), pero también tiene una visión empresarial y toma de decisiones estratégicas (energía masculina).

Como hemos visto, tanto el liderazgo desde la energía masculina y como el liderazgo femenina ofrece perspectivas muy valiosas para dirigir equipos de manera efectiva. No se trata de utilizar exclusivamente uno u otro, sino de reconocer, utilizar y combinar ambas energías cuando sea apropiado.  Los líderes que comprenden estas diferencias y buscan un equilibrio pueden crear ambientes de trabajo más inclusivos y lograr resultados excepcionales. La clave está en la flexibilidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de los equipos y las organizaciones. Lo que es muy perjudicial para los equipos y las organizaciones es tener un modelo de liderazgo anclado en el pasado, en el que se sigan utilizando tanto por hombres como por mujeres, los modelos de energía masculina que antes funcionaban.  La sociedad evoluciona, las personas evolucionan y si tú como líder si no lo haces, te quedarás fuera del sistema.

 

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Rosa Cañamero
Coach Ejecutivo MCC & Consultora de Transformación Cultural

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