En mi último libro «Reconecta contigo» abordo un tema esencial de las relaciones, que son los juegos emocionales tóxicos. Dichos juegos son trampas en las que caemos o hemos caídos todos, a través de los cuales tratamos de lograr nuestros objetivos con respecto a las relaciones mediante atajos dañinos, que tienen consecuencias altamente negativas, y con los que perdemos una enorme influencia en las relaciones personales y profesionales.
Jugar a estos juegos manipuladores implica una carencia profunda de inteligencia emocional, y finalmente generan un gran sufrimiento tanto a nosotros como a los demás. Vamos a ver cuales son los juegos emocionales más comunes:

1. El victimismo: Jugamos a este juego cuando culpamos a los demás de nuestros problemas, tratamos de dar pena y lástima montando dramas, exageramos diciendo que todo nos pasa a nosotros, que todo el mundo está en nuestra contra, y también es frecuente la queja sobre todo y sobre todos. El objetivo principal es captar la atención de los demás, que nos valoren y reconozcan. Otro objetivo del victimismo es evadir nuestra responsabilidad sobre nuestras decisiones y emociones, descargando dicha responsabilidad en los demás.

2. El resentimiento: Si no hemos logrado nuestros objetivos a través del victimismo, podemos caer en el resentimiento, que es sentir rabia interior por acontecimientos del pasado o conductas y decisiones de otras personas del pasado. El resentimiento nos mantiene atados a dichos eventos pasados y normalmente se debe a expectativas demasiado ideales y poco realistas que generamos sobre las relaciones. Al no cumplirse dichas expectativas, nos enfadamos y vamos acumulando esa rabia en nuestro interior.

3. El verdugo: Cuando no hemos sanado nuestro resentimiento, adoptamos el rol de verdugo, como si tuviéramos derecho a sentenciar a los demás desde una autoridad moral ficticia. Descargamos nuestra rabia interna con conductas agresivas, criticando, reprochando, juzgando, insultando, a través de un silencio castigador, manteniendo una actitud pasiva, o mediante el chantaje emocional, en el que impongo a la otra persona un intercambio ruin: si no hace lo que yo quiero o le pido, la castigo.

4. La culpabilidad: Muchas veces, después de haber pasado por el victimismo, el resentimiento y el verdugo, las personas llegamos al cuarto juego emocional tóxico, la culpabilidad. Es decir, después de haber torturado psicológicamente a los demás a través de nuestro rol de verdugo, nos sentimos culpables. Pero otras veces el motivo es diferente, ya que se basa en que generamos unas expectativas demasiado exigentes hacia nosotros mismos, provocando una presión asfixiante. Nos culpamos, nos criticamos y juzgamos cruelmente por conductas o decisiones que hemos tomado y que consideramos indignas o erróneas. En este caso, la relación turbulenta la tenemos con nosotros, pero tarde o temprano tendrá su consecuencia en nuestras relaciones, ya que la rabia que sentimos contra nosotros termina contaminando a los demás, y probablemente nos lleva a actuar como verdugos o como víctimas.

Pero ¿Qué estrategias o actitudes pueden ayudarnos a salir de estos juegos tan dañinos? ¿Qué podemos hacer para no caer en la manipulación de otras personas? Vamos a ver cada uno de ellos.

Cómo salir del victimismo: necesitamos en primer lugar asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y de nuestras emociones, en lugar de cargar esto en los demás. Y a continuación, pedir lo que necesitamos a los demás de forma asertiva y clara, en lugar de tratar de captar su atención haciéndonos la víctima.

Cómo salir del resentimiento: necesitamos perdonar a la persona que nos haya hecho daño en el pasado. De lo contrario, esa persona nos está dominando aún, está ejerciendo su poder sobre nosotros aunque ni siquiera lo sepa. No permitas que lidere tu vida, pasa página. Y para ello es fundamental reconocer que el resentimiento fue responsabilidad tuya, por haber generado expectativas poco realistas sobre la conducta de aquella persona. Es importante dejar de contarse cuentos de hadas sobre las relaciones, tanto en la vida personal como en el trabajo.

Cómo salir del rol de verdugo: la gestión emocional y sus estrategias (respiración consciente, la indagación emocional, el mindfulness, etc.) nos pueden ayudar mucho a canalizar la rabia y la frustración para que no derive en conductas agresivas. Por otro lado, es crucial expresar nuestras necesidades y emociones de forma asertiva a los demás. Para ello también es muy valiosa la herramienta de Comunicación no Violenta del psicólogo Marshall Rosenberg.

Cómo salir de la culpabilidad: necesitamos dejar de autoexigirnos ser perfectos en todo y permitirnos equivocarnos. Buscar la perfección nos lleva a un camino de sufrimiento inútil, además de que nunca la alcanzaremos. Está bien ser imperfecto y equivocarse porque es fundamental para aprender. Y podemos aprender a ser más amables y compasivos con nosotros, dejar de juzgarnos y tratarnos cruelmente. Para ello tenemos también herramientas, como la práctica del mindfulness.

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Javier Carril
Socio de Execoach
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