¿Te gusta tener buenas relaciones con la personas de tu departamento? ¿No sueles tener conflictos ni con tus superiores ni con tus equipos? Desafortunadamente, los conflictos en las empresas no suelen estar muy valorados porque se tiende a pensar que generan tensiones en muchos casos innecesarias y destruyen el trabajo y la eficiencia en equipo. Si eres de los que piensas que tu función es cohesionar al equipo, calmando las aguas cuando están revueltas y no enfrentándote a los problemas, es muy probable que te estés engañando a ti mismo.
Los equipos necesitan conflictos para funcionar eficientemente. Los conflictos, crean equipos maduros que se enfrentan a la realidad sin eludirla. Los conflictos son muy incómodos, sin embargo es la fuente de la verdadera innovación y de la mejora continua.
Suelo conocer muchas personas en mis sesiones de coaching, que tienden a eludir los conflictos, porque no quieren poner en tensión a personas que saben que no van a cambiar o que reaccionan mal a las críticas.
Seguramente, no entrar en los temas más escabrosos de los equipos, te seguirá reportando una imagen de buena persona, ahora bien, ¿te reportará una imagen de buen profesional?
Para cambiar esta idea, tienes que redefinir la denominación de buena persona. Tener diferentes opiniones con tus compañeros, discutir los problemas importantes, y poner las cartas boca arriba, te darán una perspectiva de lo que significa ser buena persona y posiblemente de cómo puede encajar con el buen profesional.
El manejo de los conflictos, crea equipos maduros y eficientes
Ahora bien, el quiz de todo esto, se basa en cómo se realicen estas comunicaciones:
1.- Evita el PERO. La palabra “pero” cuando estás en un discusión, anula o debilita la primera parte de la frase. Se puede entender muy bien con un ejemplo: “Me has entregado un excelente informe, pero para la próxima vez, procura enviármelo con más tiempo para poder leerlo antes de la reunión trimestral”. En este caso el peso de la oración, cae en la corrección y en lo que falta. Es como si viésemos la botella medio vacía. En lugar de eso, trata de separar estas dos oraciones o utilizar más la conjunción “y”.
2.- Cuidado con el verbo SER. En la mayoría de los conflictos personales, se suele incluir el verbo “ser”, que es como una daga que se clava en el corazón. Para esto evita frases como “Eres muy lento en tu trabajo”, porque está dirigida a la identidad y céntrate en el comportamiento: “Estas últimas semana has reparado los equipos a un ritmo por debajo de la media”
3.- Pregunta por el impacto de algún cambio antes de llevarlo a cabo. Uno de los errores que más se cometen en las empresas, es implementar algún sistema y no analizar con las personas que lo van a utilizar, sus consecuencias. Primero analiza con las personas y emite tus argumentos y después pasa a la acción, si realmente sigues convencido.
4.- Crea una cultura de sinceridad. Los equipos que tienen una comunicación directa, tienden a tener un nivel de productividad mucho más alto, que los que dan rodeos en su comunicación. Para esto, tienes que crear una cultura, en donde se digan los aspectos de mejora y los puntos fuertes de los equipos, de forma directa. Eso es pura madurez. Los equipos lo irán entendiendo poco a poco y este feedback no se tomará nunca de forma personal.
Si estás interesado en conocer estas técnicas de Manejo de Conflictos, ponte en contacto con nosotros para más información.
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