En los últimos meses he tenido la oportunidad de releer con calma la edición revisada de Multiplicadores. Cómo potenciar la inteligencia de tu equipo de Liz Wiseman. Es uno de esos libros que no solo inspiran, sino que también incomodan, porque te obligan a mirarte en el espejo y cuestionar hasta qué punto, como líder, estás sacando lo mejor de las personas que te rodean… o, por el contrario, estás limitando su potencial sin darte cuenta.

Wiseman plantea una dicotomía poderosa entre dos estilos de liderazgo: los Multiplicadores y los Diminishers. Los primeros son líderes que expanden la inteligencia, la creatividad y la energía de sus equipos. Los segundos, aunque muchas veces con buenas intenciones, tienden a reducir la capacidad de quienes trabajan con ellos, ya sea por exceso de control, por dar demasiadas respuestas o por acaparar protagonismo.

Los multiplicadores en acción

Una de las ideas que más me gusta y que comparto al 100% con la autora es que los Multiplicadores no necesariamente son líderes “blandos” o complacientes. Todo lo contrario: son exigentes, ponen retos importantes sobre la mesa y esperan resultados de alto nivel. La diferencia es que lo hacen desde la confianza en que el equipo tiene las capacidades necesarias para llegar allí, y su rol como líderes es crear el espacio, la confianza y los recursos para que esto ocurra.

En mi experiencia como coach transformadora de líderes, me he encontrado con equipos que estaban “adormecidos” porque sus líderes habían asumido casi todas las decisiones estratégicas. Lo curioso es que cuando el líder se atrevió a soltar el control y a confiar, emergió un caudal de creatividad inesperado. Puedo decir que aplicar los principios de Wiseman me ha servido como recordatorio de que la verdadera inteligencia colectiva aparece cuando dejamos de ser el “más listo en la sala” y nos convertimos en quien despierta la inteligencia de todos los demás

Cometer el error de actuar como Diminishers sin querer

Wiseman describe con precisión cómo, a veces sin darnos cuenta, actuamos como Diminishers. Por ejemplo, el líder que quiere “ayudar” resolviendo problemas en lugar de dejar que el equipo los enfrente, o quien monopoliza las reuniones con su visión en lugar de preguntar y escuchar.

Recuerdo proyectos en los que, acompañando a un líderes en reuniones con sus equipos, me sorprendió como, con su mejor intención, empezaban a sugerir soluciones a cada obstáculo que aparecía. El resultado fue que el equipo comenzó a mirar hacia el líder para cada decisión, y la dinámica se volvió poco enriquecedora. A raíz de la reflexión y de la toma de consciencia que hicieron de esta experiencia, entendieron en carne propia que “ayudar demasiado” puede ser una forma de disminuir el talento de los demás. Desde ese momento, practicaron con más conciencia el arte de la pregunta abierta y el silencio activo, que son herramientas multiplicadoras poderosísimas.

La práctica del liderazgo multiplicador

Lo más valioso de la edición revisada del libro es que no se queda en la teoría. Incluye prácticas concretas para cultivar hábitos multiplicadores: desde cómo formular desafíos que expandan el pensamiento de los equipos hasta cómo crear entornos donde las personas se atrevan a equivocarse y aprender.

Uno de mis principales feedback de mejora que doy a los líderes que acompaño es que incorporen la práctica de cerrar reuniones preguntando: “¿Qué ideas no hemos considerado todavía?”. Puede parecer una pregunta simple, pero abre espacio a que surjan perspectivas que, de otra forma, habrían quedado silenciadas. Ellos comprueban que cuando los equipos sienten que su voz importa, no solo aumenta la calidad de las decisiones, sino también el nivel de compromiso y motivación.

Después de leer Multiplicadores, no puedo evitar reflexionar sobre el impacto que cada uno de nosotros tiene en las personas que lidera. ¿Estoy dejando más inteligencia, más confianza y más energía en mi equipo que cuando llegué? ¿O, sin querer, estoy reduciendo su potencial? Estas preguntas, que Wiseman plantea de forma tan clara, son ahora parte de mi práctica cotidiana como profesional y de la de mis clientes.

Creo que este libro es una guía imprescindible para líderes en España y en cualquier otro contexto en el que se esté transitando de estructuras jerárquicas a modelos más colaborativos. En tiempos de incertidumbre y complejidad, necesitamos menos líderes que lo saben todo y más líderes que multiplican el talento colectivo.

Si quieres que te acompañemos en tu proceso de convertirte en un líder multiplicador puedes contactarnos en www.execoach.es o a través de nuestras redes sociales.

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Rosa Cañamero
Coach Ejecutivo MCC por ICF & Consultora de Transformación Cultural

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