Hace unos años, en una formación sobre liderazgo, un directivo me confesó durante una pausa del café: “Rosa, llevo semanas sin dormir bien. Siento que si no sigo empujando, el equipo se hunde. Pero al mismo tiempo, estoy agotado.”
Detrás de él, en aquella sala, veía a su equipo: personas comprometidas, profesionales brillantes… pero también cansadas, tensas, en piloto automático.

Aquella conversación me marcó porque reflejaba lo que hoy veo cada semana como formadora en empresas: equipos que quieren dar lo mejor de sí, pero que están al límite, y líderes que desean construir entornos sanos, pero no siempre saben por dónde empezar.

Lo cierto es que el bienestar laboral ya no es «algo deseable”, sino una ventaja competitiva crucial. Y quienes lideran RRHH, empresarios o responsables de departamentos saben que el estrés sostenido y el burnout no solo dañan la salud de las personas, sino que cuestan dinero, reducen productividad y disparan la rotación.

Datos, como estos avalan que los empresarios estén preocupados por el bienestar y por el burnout.

  • Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el burnout es ya una condición laboral reconocida que afecta la salud mental, la motivación y el rendimiento.
  • Un estudio de Gallup 2023 mostró que los equipos comprometidos tienen un 23% más de productividad y 59% menos rotación que los equipos agotados.
  • McKinsey (2024) señala que más del 30% de los empleados europeos reportan altos niveles de desgaste emocional y falta de equilibrio vida–trabajo.

Las empresas medianas —menos burocráticas, más humanas, pero también más expuestas a cargas de trabajo fluctuantes— lo sienten especialmente. Como formadora, suelo escuchar la misma preocupación: “Necesito que mi equipo esté bien y también que siga rindiendo. ¿Cómo encuentro ese equilibrio?”

La buena noticia es que existen estrategias concretas, realistas y adaptables, que pueden marcar una gran diferencia sin requerir grandes inversiones.

1. Detectar señales tempranas

Algo que enseño en las formaciones es que el burnout nunca aparece de repente. Siempre da señales: fatiga constante, irritabilidad o respuestas defensivas, descenso en la calidad del trabajo, aislamiento del equipo, incremento de errores y faltas de asistencia o microausencias

La detección temprana cambia por completo la intervención. Recuerdo a un responsable de área que me dijo: “Pensaba que era un problema de actitud, hasta que me di cuenta de que era agotamiento.”

No se trata solo de “no enviar emails a las 23:00”, sino de:

  • Planificar cargas de trabajo de forma más eficiente
  • Repartir responsabilidades con criterios claros
  • Asegurar descansos reales durante el día
  • Modelar el comportamiento: si el jefe no desconecta, el equipo tampoco lo hará

Las empresas medianas suelen ser ágiles en este punto: pueden ajustar procesos con rapidez si existe voluntad.

2. Fomentar un liderazgo que fomente el bienestar

El bienestar laboral no depende únicamente de RRHH. La influencia del liderazgo directo es enorme. De hecho, un estudio de Harvard Business School reveló que el manager explica hasta el 70% de la variabilidad del clima de un equipo.

En mis sesiones de coaching con mandos intermedios, trabajamos tres prácticas esenciales:

  • Reuniones uno a uno con foco humano

No solo para revisar tareas, sino para preguntar por la carga emocional de las semanas. Una pregunta tan sencilla como: “¿Qué necesitas para trabajar mejor esta semana?” puede evitar una crisis.

  • Comunicación clara y expectativas realistas

Muchos episodios de estrés vienen por falta de claridad por eso es imprescindible que un líder tenga la competencia de comunicar de manera concreta y específica sus prioridades, eso reduce la ambigüedad y evita la sobrecarga invisible.

  • Reconocimiento frecuente y específico

Los empleados no necesitan aplausos constantes, pero sí sentirse vistos.  El reconocimiento consciente por parte del líder protege contra el burnout porque refuerza el sentido de propósito y de la pertenencia.

3. Aplicar estrategias prácticas que funcionan 

Estas son algunas de las iniciativas que mis clientes han implementado con resultados muy positivos

  • Microhábitos de bienestar en el día a día
    • Pausas activas de 5 minutos

    • Mini-caminatas internas

    • Respiration breaks antes de reuniones importantes

    • Espacios breves sin pantallas

    • No es mindfulness corporativo complejo: son prácticas simples que “resetean” el cerebro.
  • Revisión conjunta de cargas de trabajo. En empresas medianas, esto es fácil de aplicar: una revisión semanal de prioridades del equipo reduce estrés y evita sobrecargas duplicadas.
  • Flexibilidad inteligente. No todas las tareas requieren el mismo horario ni el mismo nivel de supervisión. La flexibilidad bien pensada retiene talento y reduce ausencias psicológicas.
  • Equipos que hablan de emociones sin tabúes. He visto a equipos transformarse cuando el líder abre un espacio para hablar de las tensiones de forma segura. No es terapia: es prevención.
  • Formación en gestión del estrés y liderazgo saludable. Cuando las personas comprenden cómo funciona su mente bajo presión, cambian sus hábitos. Y cuando los líderes saben gestionar emociones —las propias y las del equipo—, el clima laboral mejora de forma inmediata.

Te comparto un ejemplo real. Uno de mis clientes, una empresa industrial de tamaño medio, sufría un nivel de rotación bastante preocupante, que les obligaba a contratar y formar personas constantemente. El equipo estaba agotado, los conflictos aumentaban y la calidad del trabajo empezaba a resentirse.  Decidimos impalntar tres acciones sencillas:

  1. Reuniones quincenales con el equipo.
  2. Redefinición clara de prioridades semanales.
  3. Formación en gestión del estrés para mandos.

El resultado en solo cuatro meses fue evidente, consiguieron disminuir la rotación en un 40%, disminuyeron los conflictos internos, aumento la satisfacción reportada por los empleados, la productividad mejoró y algo muy importante: liderazgo se reforzó.

Hoy más que nunca, los responsables de RRHH, los empresarios y los responsables de departamento tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de construir entornos donde las personas puedan trabajar bien y vivir mejor.
La prevención del burnout, la creación de culturas sanas y el liderazgo consciente son inversiones que se traducen directamente en menos rotación, mayor compromiso y más productividadEl bienestar es hoy una estrategia de negocio, no un lujo.

Si te interesa profundizar en estas estrategias o necesitas acompañamiento para implementarlas en tu empresa, estaremos encantados de ayudarte. Como formadora y coach, he acompañado a decenas de equipos a construir culturas más humanas, sostenibles y productivas.

Puedes escribirnos para explorar juntos cómo mejorar el bienestar y el rendimiento en tu organización.

Si quieres que te acompañemos en tu proceso de crecimiento empresarial puedes contactarnos en www.execoach.es o a través de nuestras redes sociales.

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Rosa Cañamero
Coach Ejecutivo MCC por ICF & Consultora de Transformación Cultural


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