La gestión del estrés será una de las principales áreas formativas donde invertirán las empresas en el futuro. No me cabe la menor duda, y soy testigo de un creciente interés por parte de los directivos respecto a este aspecto. De hecho, es uno de los cursos que más suelo impartir. ¿Y por qué este interés?

Porque la gestión del estrés está directamente conectada con la productividad, la motivación y la creatividad de los empleados. Una persona estresada tiene demasiado ruido en su mente, demasiada información, demasiadas preocupaciones. Y una mente sobrecargada no puede funcionar a pleno rendimiento. Un profesional estresado se desconcentra fácilmente, no tiene claridad mental para tomar decisiones acertadas, y carece del equilibrio emocional necesario para afrontar sus desafíos. Además, un directivo bloqueado por el estrés tendrá cerrada su mente a la creatividad, por lo que será muy difícil que aporte innovación a su organización.

Ayer precisamente impartí un curso de gestión de estrés para directivos de una universidad privada. Y al final todos los participantes estaban entusiasmados, incluyendo al director general, quien se propuso que todo su equipo directivo dedicara (en dos turnos) un tiempo fijo y determinado al día para practicar las técnicas que les estuve enseñando a practicar en el curso. Técnicas de relajación, respiración, concentración, visualización o meditación.

Me pareció admirable y muy valiente la actitud del director general, así como muy innovadora. Ese tipo de directivos son los que necesitan las empresas: los que se atreven a experimentar con técnicas nuevas para mejorar el rendimiento y motivación de los profesionales, los que están abiertos a nuevas ideas y herramientas. La recompensa por esa valentía llegará en forma de resultados, mejor clima laboral y equipos de alto rendimiento, siempre que se apueste por estas técnicas en un largo plazo y con una regularidad absoluta. Si se prueba una o dos veces, no funcionará. La clave es la constancia y la regularidad.

En el futuro, como decía, la gestión del estrés será un área imprescindible a abordar de manera permanente en las empresas, con espacios físicos donde los empleados puedan practicar las técnicas mencionadas dentro del horario laboral, y también facilitando unos tiempos específicos para ello. Y el futuro, como estamos viendo, llega muy deprisa.

Javier Carril
Socio de Execoach