Los hábitos que vas reuniendo paulatinamente a lo largo del tiempo son los responsables de que alcances —o no— esos objetivos que transformarán tu vida. Cuando estos hábitos no son positivos, se convierten en un obstáculo que puede limitar tus capacidades, paralizar tu avance y disipar tu energía. Sin embargo, cuando son positivos, son capaces de generar un ahorro importante de tiempo y de recursos, reduciendo el estrés y generando efectos muy poderosos sobre tu rutina diaria hasta el punto de ser uno de los principales factores que influyen en la consecución de tus mayores sueños.

Un hábito no es más que cualquier actividad que has transformado en automática. Esta automatización se realiza de forma irracional como consecuencia de la repetición constante de una actividad cualquiera, que, de esta forma, pasa a convertirse en hábito o en lo que se conoce técnicamente como competencia inconsciente. Por lo tanto, se trata de una actividad que se realiza sin demasiado esfuerzo por tu parte. En muchos casos, ante determinado estímulo o circunstancia, puede decirse que es una especie de piloto automático que actúa siempre según el mismo protocolo interior.

Identificar tus hábitos puede ser a veces tan sencillo como responder a la pregunta: «¿Qué suelo hacer yo, con regularidad y sin pensar?» Esta pregunta afecta a todos los órdenes de tu vida: relaciones de trabajo, de pareja, tu dieta alimenticia o cuidados físicos.Tu vida está llena de hábitos. Muchos de ellos te son tan familiares que ya no te das cuenta de que están presentes en tu vida. De ahí que sea muy importante identificarlos.

Siempre es gratificante tener la sensación de que es uno quien controla su propia vida. Por lo tanto, una vez identificados tus hábitos es necesario saber cuáles son positivos y cuáles no. Para ello puedes hacerte las preguntas: “ ¿Cómo me está sirviendo este hábito? ¿Qué quiero conseguir con él?  Si a través de estas preguntas descubres que una de tus competencias inconscientes te esta ayudando a lograr con mayor efectividad tus metas, mejorar tu salud, usar mejor tu tiempo y sentirte más feliz, posiblemente se trate de un buen hábito. Pero si lo que hace es limitar tu efectividad, hacer que malgastes tu tiempo y restarte recursos, probablemente se trate de un mal hábito. De ahí que sea tan importante esclarecer hacia dónde te están conduciendo.

Algunos hábitos que, sin saberlo o no, has adquirido desde hace mucho tiempo pueden ser, por ejemplo: apagar la luz de una habitación al salir —o no—, guardar las llaves en el mismo sitio después de usarlas —o no— o devolver el tapón del champú a su sitio tras lavarte el cabello —o no—. Otros más elaborados como ordenar tus papeles antes de dejar la oficina cada día, hacer algo de ejercicio al levantarnos cada mañana o reflexionar cada noche sobre lo positivo que ha tenído el día antes de dormir. Tanto si se trata de un buen hábito o de uno malo, sin duda está afectando a tu vida.

Las 3 claves para implantar un hábito son:

1.     Empezar por pequeñas acciones que no nos cueste demasiado esfuerzo realizar

2.     Ser autodisciplinado. Busca un momento concreto y repetido

3.     Recompensarse con algo pequeño al conseguirlo.

Si tu objetivo es, por ejemplo, implantar el hábito de hacer ejercicio durante 20 minutos cada día, empieza por hacerlo durante 5 min. tres días en semana, y cuando ya estés cómodo con esa rutina, dá el siguiente pequeño paso y pasa a hacer ejercicio 5 min. cada día, y así, de forma paulatina y casi sin darte cuenta, habrás conseguido tu objetivo inicial, tener el hábito de hacer ejercicio durante 20 minutos todos los días.  De esta manera, estarás disminuyendo la barrera mental inicial que te estaba frenando y no te permitía empezar a cambiar la costumbre.

Una vez lograda ya la rutina, sé disciplinado y no te permitas saltarte ni un solo día, porque de ese modo, te será más fácil no volver a tu antigua pauta de comportamiento y perder el hábito.

Y por último, la motivación de tener en mente una pequeña recompensa para cuando se logre implantar el hábito, contribuye, sin duda, a conseguirlo. Además, celebrando el éxito estamos añadiendo un beneficio adicional: “fijar el triunfo en nuestra mente”, y esto aumenta la autoestima y la seguridad en nosotros mismos. También, una motivación poderosa es contar con el apoyo de un coach que te ayude a conseguir la meta perseguida.

Los hábitos positivos nos transforman, nos empujan hacia nuestros más ambiciosos objetivos y nos capacitan para llevar el control sobre nuestra propia vida.

     Rosa Cañamero
     Coach Ejecutivo  & Socia directora – Execoach