En los colegios no nos enseñan cómo gestionar nuestro tiempo, se da por hecho que para alcanzar el éxito y triunfar en la vida, lo importante es acumular conocimientos y datos.  Y eso no es que esté mal, pero si sólo hubiéramos tenido conocimientos y no hubiésemos desarrollado en ese ámbito la competencia de la gestión del tiempo, nunca hubiésemos alcanzado a aprobar ningún examen.  Y si la gestión del tiempo es importante para superar los exámenes, cuánto más no lo será para conseguir la excelencia en los trabajos que realicemos, sean de la índole que sean.

Sin embargo, a pesar de su importancia, es una de las competencias que estadísticamente tenemos menos desarrolladas.  En mi opinión, el obstáculo más común con el que nos encontramos a la hora de administrar nuestro tiempo es el que no sea un recurso tangible, no es algo que se pueda ver o que se pueda cambiar de sitio físicamente.  Y aunque está comprobado que la facilidad que tengas para organizar tu espacio, está relacionada con la que tengas para organizar tu tiempo y también tus ideas; siempre nos va a resultar más fácil organizar un armario que organizar las horas del día.

Para poder organizar bien el tiempo tenemos que aprender a verlo de una forma más tangible.  Darnos cuenta de que organizarlo, realmente no es muy diferente a organizar el espacio.  Si comparamos un armario desorganizado y una agenda igualmente desordenada podremos ver las semejanzas:

Un armario es un espacio limitado en el que sólo podemos meter un cierto número de objetos si queremos que no esté desorganizado; igual pasa con nuestras horas del día, son limitadas. Los días no son infinitos y si  lo pensamos de esta manera, no nos parecerán tan intangibles ni tan fugaces.   De hecho cada día es un contenedor, un depósito con una cantidad definida que no se puede sobrepasar.

Si en un armario colocamos las cosas de cualquier manera, sin atender a orden alguno, nos cabrán menos que si las colocamos de forma ordenadas.  Igual pasa con nuestra agenda, podremos hacer muchas menos tareas si las programamos sin orden alguno, a cualquier hora, que si las programamos teniendo en cuenta nuestros biorritmos y el tipo de tarea.

También organizaremos mejor nuestro armario si utilizamos distintos soportes, baldas, separadores…; igual pasa en la administración de nuestro tiempo, lo administraremos mejor si para ello utilizamos herramientas diseñadas para ello.

Cuando nos demos cuenta de que el tiempo tiene fronteras, igual que el espacio, seremos más realistas con lo que tenemos que hacer y estaremos más motivados para aprender herramientas que nos ayuden a administrar el tiempo y sacarle el mayor partido. A partir de ese momento estaremos preparados para alcanzar el auténtico éxito profesional,  para trabajar con la motivación adecuada y aportar valor a las empresas.

Si estás interesado en conocer estas técnicas, ponte en contacto con nosotros para más información.

¿Te ha interesado este artículo? Síguenos en

Y apúntate a nuestra Newsletter mensual para recibir artículos prácticos para tu desarrollo profesional.

Rosa Cañamero
Socia directora – Execoach