Hace poco estuve dando una charla en la Universidad de Alcalá de Henares para unos 50 alumnos del último curso de la carrera de Empresariales. La idea era compartir mi experiencia emprendedora durante los últimos ocho años, y transmitirles una serie de aprendizajes que había obtenido de dicha experiencia.

Quizá el punto donde puse más énfasis es en la actitud emprendedora que todos y cada uno de ellos debe adoptar en su futura carrera profesional. La actitud emprendedora va a ser imperativa en un mundo tremendamente competitivo y con una gran incertidumbre. No sólo si vas a crear tu propio proyecto empresarial, sino también si vas a trabajar por cuenta ajena en una empresa, lo que se denomina intraemprendedor. En cualquier circunstancia profesional, debes tener esta actitud, de lo contrario pronto estarás profesionalmente muerto.

La actitud emprendedora contiene varios aspectos, de los que voy a destacar tres que me parecen claves:

1. Actitud protagonista versus espectador.
Es la actitud de tomar las riendas, de atreverse a cuestionar el status quo, de aportar siempre de forma proactiva tus  ideas y opiniones, de marcarse objetivos ambiciosos. El espectador espera, aplaza y pospone las decisiones, confiando en que las cosas se resuelvan solas, algo que raramente se cumple.

2. Tomar muchas decisiones y muy rápidamente.
Tanto si eres emprendedor como intraemprendedor, debes tomar muchas decisiones y sin apenas información. Con la velocidad con que está cambiando todo, es imposible detenerse demasiado en hacer análisis profundos, porque en un abrir y cerrar de ojos la competencia se te habrá adelantado. Por tanto, si tomamos muchas decisiones y de forma muy veloz, nos equivocaremos en bastantes ocasiones, pero aprenderemos mucho más y antes que el resto, y por tanto podremos reajustar nuestro trabajo y superaremos a nuestros competidores.

3. Observación muy atenta de las oportunidades y necesidades del cliente.
Si queremos ser los mejores, si queremos aportar un producto o servicio lo más valioso y útil para nuestro cliente, debemos escuchar, observar, estar atentos, vigilantes ante las necesidades cambiantes de nuestro cliente (y esto es válido en cualquier cargo directivo, ya que nuestro cliente puede ser un consumidor o una empresa, pero también un Departamento interno de la empresa donde trabajemos). Sólo detectaremos tales necesidades si estamos muy atentos, leemos artículos de tendencias, y nos nutrimos de diversas fuentes. Si tenemos una mentalidad cortoplacista, las oportunidades se nos van a escapar, porque estaremos demasiado agobiados por lo urgente. Por tanto, para estar en un nivel superior, debemos tener siempre una mentalidad a largo plazo.

Si estás interesado en desarrollar el carácter emprendedor dentro de tu empresa, ponte en contacto con nosotros para más información.

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Javier Carril
Socio Director