El reconocimiento del líder hacia su equipo se ha considerado, hasta hace poco, el factor principal para conseguir la motivación adecuada de sus miembros. Sin embargo, cada vez se demuestra más que esto no es suficiente para lograr que un equipo esté realmente motivado para alcanzar el éxito. No hay duda de que los integrantes de un equipo sólido deben sentir que pueden contar con su líder cuando se encuentran con un desafío y trabajar en un entorno en el que se sientan libres para expresar sus opiniones de manera sincera y directa, además de sentir que sus ideas son aceptadas y valoradas. Pero esto no es suficiente.

Para que los grandes equipos nazcan y, con ellos, aparezcan también los grandes resultados, los líderes tienen que hacer de catalizadores, confiando en sus miembros sin tirar de las riendas con demasiada fuerza. Así, para que se pueda establecer un verdadero clima de trabajo en equipo, es fundamental que el líder no tenga un rígido estilo directivo.

Por lo tanto, en el proceso de motivación, el reconocimiento vertical de jefes a subordinados es muy importante; pero existe otro factor adicional que, cada vez más, se está tenido en cuenta. Las personas que trabajan en equipo necesitan que se les apoye no sólo desde arriba, sino también horizontalmente: cada vez es más importante contar con el reconocimiento de los compañeros.

Para favorecer este clima de confianza, los miembros de un equipo deben sentirse escuchados y reconocidos de manera frecuente y objetiva no sólo por su líder, sino también por sus propios compañeros.

Desde nuestra experiencia en procesos de coaching de equipo, observamos que, cuando en un equipo o departamento se consigue integrar el hábito de darse ánimos los unos a los otros, de reconocerse de igual a igual y de lograr el apoyo mutuo, los equipos son capaces de generar una verdadera atmósfera de confianza y cooperación para desplegar así todo su potencial.

Un equipo que alcanza el éxito es aquel que tiene claro que el éxito no se alcanza gracias a un líder poderoso, sino a un equipo con poder.

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Rosa Cañamero
Socia directora Execoach